Tres años después de su declaración de cese definitivo de la violencia, ETA ha corroborado en la práctica ese compromiso y tanto la izquierda abertzale como el Gobierno vasco creen irreversible el final del terrorismo. Pero a ETA le queda pendiente su desarme y disolución. La Comisión Internacional de Verificación, que coordina Ram Manikalingam, con el respaldo del Ejecutivo vasco, presiona a la banda para que culmine su desarme antes de final de año a fin de evitar la etapa preelectoral, aunque “no hay garantías de que se vaya a producir”. Sin embargo, de lo que sí tienen constancia tanto el Gobierno vasco como la izquierda abertzale es de que “ETA va a proceder al sellado de sus zulos”, previsiblemente antes de fin de año.
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